No se si fue culpa de la visita a las bodegas o de las paranoias mentales que traía en mi cabeza del anterior destino, que en Mendonza me metí en uno de esos bucles que siempre aparecen en mis viajes. El domingo saqué dinero en un cajero de la ciudad y no me di cuenta hasta el miércoles por la noche (en el momento en que necesité sacar nuevamente pesos) de que me habia dejado la tarjeta de crédito dentro del cajero. Así que sin tarjeta principal intenté usar la que tengo para casos extremos y el problema fue que no me acordaba del pin...pero, no todo son malas noticias, y al día siguiente fui al banco y allí estaba mi tarjeta. Y hoy, rebuscando en el caos de mi maleta, he encontrado el número del pin de la tarjeta accesoria...como dice mi padre "Dios aprieta pero no ahoga", pero a veces mete unos sustos...
Ei!!! Tonti!! Que portes molts dies sense escriure; com va això????
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